CINE EN CONCIERTO
Tuve ocasión de disfrutar recientemente de la reposición de la II Edición de Cine en Concierto, organizado por la Fundación Arrope en colaboración con el Metro de Madrid, ofrecido por la 2 de TVE. Una maravillosa audición ofrecida Orquesta Sinfónica de Madrid en la que se interpretaron los temas principales de grandes joyas cinematográficas de la década de los 50 a los 90. Destacando: “Casablanca”, “Un americano en París”, “La gata sobre el tejado de zinc”, “Doctor Zhivago”, “Castillos de arena”, “Hatari”, “La pantera rosa”, “El último mohicano” o “Forrest Gump”.
El concierto estuvo magistralmente dirigido por la española Inma Shara, nombre artístico de Inmaculada Lucía Sarachaga. La expresiva directora y compositora no se cansó de agradecer con sinceros “gracias” la valoración positiva del público hacia las interpretaciones ofrecidas al tiempo que incitaba a los músicos protagonistas de cada banda sonora a levantarse de sus asientos para recibir el calor de los asistentes.
Me ha encantado comprobar como, acertadamente, los espectadores de la brillante actuación premiaban cada interpretación aplaudiendo únicamente a la finalización del sonido de la última nota de cada tema, nunca durante la emisión ni antes de su finalización. Como acertado fue el respetuoso silencio que se respiraba, roto únicamente con una calurosa ovación tras cada versión sonora. Todo un detalle que pone de manifiesto el comportamiento a ofrecer durante una ópera o un concierto.
Lamenté no presenciar a todo el auditorio en pie, a la finalización de la gala, como reconocimiento a la impresionante actuación que había tenido el honor de presenciar. Si a través de la pantalla de televisión se ofreció un recital soberbio, su disfrute en el auditorio debió de ser una experiencia cuando menos enriquecedora. Tan solo unos pocos espectadores, en especial de las últimas filas, demostraron su respeto y agradecieron la audición levantándose del asiento sin por ello dejar de ovacionar a los músicos. Mis felicitaciones a los serenos, emotivos y sensibles amantes de la música.
Otro detalle que reveló la falta de información de la concurrencia a un espectáculo musical de esta categoría fue la indumentaria seleccionada por la mayor parte de los presentes en el teatro. La Sinfónica vistió sus mejores galas: vestido largo negro para las señoras, incluida su directora, y frac para los caballeros. El público asistente, por el contrario y a excepción de unos pocos señores que vestían traje, optó por una indumentaria informal. Craso error.
Afortunadamente no se enfocó a ninguna persona comiendo, bebiendo o emitiendo ruidos molestos, silbidos por ejemplo. Quiero creer que el realizador no ha encontrado ningún espécimen semejante no que quisiese enmascarar su presencia…