SEÑORA DÍEZ, ¿POR QUÉ AGRAVIA A LOS GALLEGOS?
Afortunadamente, no pude presenciar la entrevista que el periodista Iñaki Gabilondo hizo a la diputada de Unión, Progreso y Democracia, Rosa Díez en CNN+ el pasado martes 22 de febrero y digo afortunadamente porque los descalificativos, vengan de donde vengan y en la forma que se pronuncien, chocan frontalmente con mi manera de pensar o de actuar.
Para los que no estén al corriente de la polémica que ha suscitado el encuentro, les informaré que la señora diputada, a la solicitud de su entrevistador de manifestar su opinión sobre varias personalidades, entre otras: Zapatero y Rajoy, calificó al presidente del gobierno como “gallego, en el sentido más peyorativo de la palabra”. Del señor Rajoy afirmó que “ya es gallego”.
Señora Díez, no hace usted honor al nombre que recibe el partido que ha fundado al provocar la desigualdad de la dignidad de los habitantes de las distintas comunidades autónomas que componen nuestro maravilloso país; al haber retrocedido a tiempos inmemoriales en los que la descalificación y el abuso eran prácticas aceptadas, y al confundir la democracia, señora Díez, con el agravio a una tierra que presume de honesta, trabajadora y prudente.
Como experta en oratoria que soy, me llama poderosamente la atención, señora Díez, que con su dilatada carrera parlamentaria no haya usted aprendido como primera técnica a aplicar la de NO descalificar jamás, y menos aún a una tierra, unas personas, GALLEGAS, a las que ni usted ni el señor Gabilondo tienen nada que reprochar. Téngala en cuenta para sus próximas intervenciones.
Rectificar es de sabios, por lo que invito a los dos implicados en la descalificación, la señora Díez, por sus desafortunadas declaraciones, y el señor Gabilondo, por no matizarlas, a reiterar sus disculpas públicas. En el mismo foro en el que fueron pronunciadas. Los gallegos las aceptaremos y… pasaremos página. Les animo a conocer esta mágica tierra y a sus gentes. Repetirán.
Señora Díez, ponga usted a un GALLEGO en su vida, le aportará humildad, amabilidad, sencillez, dedicación, confianza, empeño, lealtad, generosidad, capacidad de adaptación y superación, diplomacia y sentido del humor.
Felicidades, señor Zapatero, ha recibido usted un gran piropo.