Una «gran dama»
Hoy estreno una nueva sección en mi página, sección que llevaba tiempo queriendo inaugurar, y deseaba hacerlo rindiéndole un homenaje a mi adorada palabra hablada.
Mucho se ha hablado acerca de su escasa participación en la comunicación aludiendo a la tan repetida, y descontextualizada, investigación realizada por el reconocido profesor Albert Mehrabian en la que, ciertamente, atribuía al lenguaje gestual el 55% de la significación de un mensaje, el 38 % a la paralingüística y el 7% restante a la oralidad. Y digo ciertamente ya que este estudio, citado en innumerables ocasiones, es verídico siempre y cuando se inserte en el contexto adecuado: la comunicación de actitudes y sentimientos. En el resto de ocasiones, es decir, casi siempre, adquiere una significación extraordinaria.
Creo en el poder de transformación de la palabra hablada. La palabra crea nuestros pensamientos, y los modifica; remueve las conciencias; modela nuestras percepciones; transmite la cultura, experiencias y saberes; permite las relaciones sociales; transfiere información; facilita el contacto personal y crea emociones. Es un poderoso instrumento de influencia en el comportamiento de quienes la escuchan. Tanto, que la eficiencia de nuestra comunicación depende de la elección que hagamos de ella.
A lo largo de la andadura de este blog, os comentaré, largo y tendido, las bondades que presenta la palabra hablada y su gran poder de transformación. Os hablaré de cómo emitirla, formas de exponerla y un largo etcétera. Un camino que iré recorriendo que revelará la admiración que le profeso a esta “gran dama” de la comunicación.