La sexta felicidad
“Todos en China se desean cinco felicidades: poder, longevidad, salud, virtud y una muerte dulce… La sexta felicidad, tiene que encontrarla uno mismo. Cada persona escoge en su corazón la sexta felicidad”.
Todavía me emociono al recordar la maravillosa película que vi hace pocos días: El albergue de la sexta felicidad, dirigida por Mark Robson en 1958. Su protagonista, una bondadosa y valerosa británica, interpretada magistralmente por Ingrid Bergman, es el claro ejemplo de una persona, “Gladys Aylward, que no tenía títulos para venir a China”, que recibe continuas pegas y trabas a la conquista de su sueño. Sueño en el que vuelca todo su tiempo, dedicación y energía: viajar al este del continente asiático para realizar labores humanitarias. Un filme lleno de reflexiones, optimismo y fe que nos muestra el poder de las ilusiones profundamente arraigadas en nuestros corazones.
Leí en más de una ocasión que los sueños jamás deben abandonarse. Son un potente estímulo, que aporta un mayor significado a nuestra vida, que ayudan a esforzarnos y a dar los pasos adecuados en la consecución de nuestras aspiraciones. Entusiasmo, una sonrisa inagotable, profundos valores y una confianza inquebrantable en si misma caracterizan a la virtuosa dama de mi admirada cinta.
En la película, además, he escuchado la declaración de amor más hermosa, en tan solo seis palabras, que una persona puede dedicarle a otra: “Mientras tenga vida, te querré siempre”.
¡Nunca dejemos de crecer!
Yo, tengo un sueño… 🙂