Reglas de la discusión
Una seguidora fiel, lectora incansable de todos mis escritos y persona generosa en sus amables dedicatorias, se ha interesado por las reglas de la discusión, con indiferencia de que esta se produzca en listas de correo, foros, chats, etc.
Ofrezco invariablemente en mis clases de oratoria un consejo que encabeza mi lista de sugerencias… ¡habla de lo que sepas y hasta donde sepas! A esta importante recomendación, a poner en práctica en cada una de nuestras charlas, conversaciones, exposiciones o discusiones, se deben sumar algunas indicaciones más para que el debate transcurra por cauces accesibles y asequibles.
Utilizar un lenguaje cordial y amable, empleando un tono de voz adecuado, libre de cualquier reprimenda; practicar la comprensión y la tolerancia hacia todas y cada una de las posturas, lo que implica mantener los comentarios que nos disgusten salvo que sean ofensivos o groseros ; huir de descalificaciones personales y actitudes despreciativas; argumentar las razones que nos mueven a aceptar o rechazar una tesis, favorecerá que se respete aunque no se comparta; evitar cortar o finalizar una frase o pensamiento, o insistir reiteradamente en los argumentos ofrecidos; esforzarse por entender el mensaje, y preguntar en caso de duda siempre que sea necesario; permitir el avance del conocimiento mediante la evolución del pensamiento, o sea, estar dispuesto a modificar nuestras reflexiones; y, disculparse, siempre que sea necesario.
En último extremo, en caso de desacuerdo total e imposibilidad de acercamiento de posiciones, finalizar la comunicación es una opción muy aceptable.
Va por usted, Yelena!! 🙂