Credo del optimista
“Me prometo a mi mismo…
Ser tan fuerte que nada pueda perturbar mi paz interior.
Hablar de salud, prosperidad y felicidad a toda persona con la que me encuentro.
Hacer sentir a mis amigos que hay algo maravilloso en cada uno de ellos.
Mirar el lado bueno de todas las cosas y hacer así de mi optimismo una realidad.
Pensar solo en lo mejor, trabajar solo por lo mejor y esperar únicamente lo mejor.
Ser tan entusiasta con el éxito de los demás, como lo soy con el mío propio.
Olvidar los errores del pasado y avanzar hacia los grandes logros del futuro.
Tener un semblante alegre en todo momento y regalarle una sonrisa a cada ser vivo que conozca.
Dedicar tanto tiempo en mejorarme a mí mismo, que no me dé tiempo a criticar a los demás.
Ser demasiado grande para la preocupación, demasiado noble para la rabia…
Demasiado fuerte para el miedo y demasiado feliz para permitir la presencia de problemas.
Pensar bien de mi mismo y proclamar este hecho al mundo, no solo con palabras, sino con grandes acciones.
Confiar en que el mundo entero está de mi lado, mientras logro serle fiel a lo mejor que hay en mí”.
Buceando por la red he encontrado valiosos consejos sobre el optmismo, extracto de un libro publicado por primera vez en 1912 por Christian D. Larson, titulado “Tus fuerzas y cómo usarlas”. Más de un siglo ha pasado desde que el autor nos ofreciera una serie de recomendaciones, de vigente actualidad y sencilla práctica, repletos de efectos positivos sin contraindicaciones, que mejorarán sensiblemente nuestra comunicación y relación con los demás.
“Me encanta despertar cada mañana. Sé que será un nuevo día que no he vivido antes. Buenos días, mundo, aquí estoy”. (Hay Louise)
Me prometo a mi misma… :-))