FAMILIA OBAMA. UNA MAGNÍFICA INSTANTÁNEA
Profunda, sincera, natural, intensa, espontánea, relajante, afable, contagiosa, alegre… son todas las sensaciones que me produce la primera foto oficial de la familia Obama. Hablo de la sonrisa, por supuesto. Es lo primero que ha reclamado mi atención, el rasgo principal de la instantánea y la artífice de la atracción que te impulsa a contemplar la imagen con absoluta dedicación.
Me encanta. Adoro su amplitud, el brillo que emana, la vitalidad que sugiere, la relajación que irradia y el sentimiento de paz y felicidad que transmite. Y, como no, me fascina que enseñen los dientes. No en el sentido de aquella tonadillera que tiempo atrás, con otra intención, le decía a su ¿popular? pareja: “dientes, dientes…” No señores. Una sonrisa sin dientes no es una sonrisa relajada, intensa, franca… es un posado.
La imagen refleja desenfado, naturalidad y espontaneidad sin fingimiento ni afectación ilusoria. Miro el retrato y observo a una familia relajada, manifestando el cariño que se profesan, orgullosos de estar ahí, disfrutando el momento mientras ofrecen una escena absolutamente entrañable.
Me pregunto, cuál sería el impacto de la fotografía, el mensaje que nos ofrecería y la sensación que transmitiría si se eliminase, únicamente, la sonrisa de la cara de sus protagonistas…
Señora Leibovitz, ha captado usted una magnífica instantánea. Felicidades.