Depende
Que soy lucense de pro, está más que probado y demostrado. Que mi sangre, mis orígenes, mis tradiciones, mi cultura y el amor que siento por mi tierra me preceden, es incuestionable pero no por ello deja de tener validez una palabra que utilizo en multitud de ocasiones y que en algunos círculos se incluye entre los “tópicos” que teóricamente, sólo teóricamente, nos caracterizan a los gallegos. ¿Ya la habéis recordado? Exactamente… DEPENDE. Y que siempre recibe un “pero que galleguiña eres”. Gran piropo!!
Varias veces he comentado que es muy frecuente que me formulen cuestiones (tan despojadas de contenido que me orienten) del tipo: “Mar, voy a asistir a un boda en marzo. ¿Qué debo llevar? Y, como no, Mar la primera palabra que pronuncia es “depende”, a la que siguen: qué relación tienes con los contrayentes, dónde se celebra, a qué hora es, etc.
No me escudo en un “depende” para obviar la respuesta, ni mucho menos. Formulo preguntas que me facilitan la información que necesito para brindar la respuesta acertada. Por este motivo, huyo de los artículos, páginas web, bitácoras,… que ofrecen “benévolos” consejos a sus lectores con la intención de orientarlos en su forma de hablar, saludar, moverse, vestir, comer, y un largo etcétera, que no dejan lugar al “depende”. Consejos que constriñen y contribuyen a fomentar un desvirtuado fin de las buenas maneras, la urbanidad o la etiqueta.
Las circunstancias, las personas, la situación, el lugar, condicionan el comportamiento y la acción, motivo por el cual no sigáis estrictamente estas recomendaciones, que muchas veces están tristemente sustentadas por un descontextualizado “corta y pega”, y adaptarlas a vuestros casos concretos.