Falsas impresiones
Si hay algo que me molesta profundamente son las impresiones infundadas que se producen en las cabecitas de muchas personas sin argumento consistente que las sustente. Recuerdo un suceso que aconteció hará un par de años pero podría mencionar cientos sin temor a equivocarme.
Unos amigos acondicionaron la antigua casa de sus padres para convertirla en un hermoso lugar, con chimenea incluida, donde celebrar comidas y cenas con familiares y amigos. Recuperar el horno de leña fue uno de los primeros objetivos que se marcaron. Imagináis el pan y las empanadas que salen de ahí… Impresionantes!! 😉
Como no podía ser de otra manera, nada más acabar las obras organizamos la inauguración de la casita. Nuestro primer objetivo, hacer riquísimo pan (que aguanta más de una semana sin perder sabor o calidad). A la hora de hacer la masa, a mano, se pidieron voluntarios. Os anticipo que es un trabajo duro que implica estar más de una hora moviendo continuamente la mezcla. Hay que tener buenos hombros y brazos… Lo que no es mi caso.
A la vez que se pedían voluntarios, que no aparecían, uno de los anfitriones dijo: “Tú no, Mar, que esto es un trabajo duro y no vienes con ropa vieja”. Reconozco que los vaqueros con zapato inglés, camisa y chaqueta o americana es una combinación que me encanta como prenda sport. Pero de ahí a concluir que solo puedes realizar determinados trabajos con ropa “de andar por casa”, no estoy de acuerdo.
No soy amiga de provocaciones ni respondo a las mismas pero si me propongo desmentir ciertas falsas creencias que se propagan sin entender muy bien la razón. Ser de constitución fuerte y vestir permanentemente chándal o prendas desgastadas no te hace buen amasador y puedo contaros que lo demostré.
Cinco hermosas piezas salieron del horno tras muchos minutos con las manos en la masa, nunca mejor dicho, y poco descanso para reponer fuerzas, pero me queda la satisfacción de haber demostrado que… Las apariencias engañan!! 🙂
Y las agujetas no hicieron acto de presencia… 😉