Haciendo camino…
Hace unos meses, con motivo de difíciles decisiones que tuve que tomar, un amigo “experimentado en las lides de la vida” me comentó que con el tiempo las resoluciones que hoy tomamos, aún conocedores de su necesidad para nuestra integridad física, personal o profesional pero durísimas en su ejecución y consecuencias a corto plazo, nos proporcionan confianza en uno mismo, seguridad y entereza.
Confianza, al ser capaz de rechazar un objeto preciado, una propuesta laboral ansiada o a una persona amada, plenamente conscientes del daño que provoca y la influencia negativa que ejerce sobre uno al desequilibrar la balanza corazón-razón que armoniza, o debe armonizar, los pasos que damos.
Seguridad, al confirmar que seguimos avanzando en la construcción de nuestro camino, sin desviarnos de los valores y actitudes que deben presidirlo, por muy dolorosas que se presenten las condiciones de su avance.
Entereza, porque efectivamente destierra de nuestra mente el dolor, la miseria y la incomprensión que anidan implacablemente en pensamientos, acciones y decisiones.
Marco Aurelio afirmó que “nuestra vida es la obra de nuestros pensamientos” y Gandhi ratificó esa sentencia enunciando que “la fuerza no viene de la capacidad corporal sino de la voluntad del alma”.
Los pensamientos otorgan fuerza al alma para que con voluntad y determinación adquiramos esa energía, tenacidad y pasión que permitirán alcanzar todo aquello que podamos imaginar.
Como sabiamente pronunció Antonio Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.
Feliz viaje!! 🙂