«En mi coche mando yo»
Con demasiada frecuencia se recurre al argumento “en mi coche mando yo” como justificación para elevar el volumen de la música, conectar la calefacción, fumar en el coche, bajar las ventanillas, realizar paradas innecesarias, dominar el tema de conversación y un largo etcétera. Acciones todas ellas inapropiadas…
El dueño del auto debe, en primer lugar, asegurarse que presenta interior y exteriormente un aspecto cuidado además de respetar fielmente los límites de velocidad y las señales de tráfico.
Abrir o cerrar las ventanillas, poner o quitar la calefacción, escuchar música o un programa informativo, fumar en el coche o abstenerse de hacerlo hasta que se realice una parada o se llegue a destino, charlar durante el trayecto o ir en silencio, incluso la velocidad a la que se circula, son algunas de las muchas determinaciones que se producen en un viaje en automóvil, por intrascendente que sea. La propiedad del vehículo no implica la imposición de las decisiones que en él se tomen, todos los ocupantes del mismo deben, de forma consensuada y tolerante, acordar cuál es la mejor opción para cada solicitud.
Ocupar la posición del copiloto, la más importante del vehículo en ausencia de chófer, no da derecho a abusar de su condición de asiento privilegiado por la ventaja que presenta tener los botones “a mano”.
Los deseos, intereses y gustos de todos los viajeros determinarán las condiciones del viaje.