Oratoria emocional
Desde mis comienzos en este apasionante mundo de la comunicación ante individuos, colectividades y audiencias, he defendido…
Que la gran dama de la comunicación, mi adorada palabra hablada, es la protagonista indiscutible y artífice de la creación y transformación de emociones.
Que la sonrisa es la mejor carta de presentación que podemos presentar allá por donde vamos, y la primera que debemos mostrar. El camino más cercano entre dos personas.
Que la ilusión es un valor en alza que te proporciona momentos inolvidables e imperecederos en la memoria y en el corazón.
Que el entusiasmo es una sabia fuerza que debilita los obstáculos y establece la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Que la naturalidad es sencillez y espontaneidad y que debe acompañarnos en todos aquellos actos que realizamos permitiendo mostrarnos como somos.
Que la humildad es demostración de aprecio que te conecta con el corazón de tu audiencia.
Que la pasión que muestras y demuestras hacia tus creencias, por las que apuestas y te entregas, te convierte en una persona singular.
Que la generosidad de compartir los conocimientos atesorados con cariño y esfuerzo te proporciona bienestar.
Que la empatía te integra a través del lenguaje y es un poderoso instrumento de motivación.
Que la simpatía se genera con el mensaje que emites y la emoción con que lo transmites.
Que la mirada es portadora de una magia especial que irradia energía que hace brillar los ojos y latir los corazones de aquellos que te escuchan.
Que las manos aportan vida y movimiento a nuestras palabras, generando un lenguaje propio e inconfundible.
Que el saber hacer es fundamental para que el binomio saber ser-saber estar depare todo el beneficio que su aplicación atesora.
Que honrar la palabra hablada revela tu coherencia, consistencia y autenticidad.
He defendido, que una persona es fuerte cuando muestra sus sentimientos y habla de sus emociones.
Y tú… eres un comunicador emocional? :-))