La seducción de Albert Rivera
Albert Rivera es, desde abril de 2015, el político mejor valorado por los ciudadanos. Joven de 36 años, separado y padre de una hija. Un hombre normal.
Político atractivo, de rostro cordial, con gran encanto personal y una poderosa capacidad de convicción, que lo presentan como la cara amable de la política.
Innovador, coqueto, reinvindicativo, coherente y próximo. Una alternativa fresca.
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Realiza propuestas cercanas con objetivos concretos que incluye vías para su consecución. Centrado en el cambio, la renovación y las soluciones. Deliberadamente alejado de aquellos términos que lleven a pensar en problemas o castigos.
Un político generoso en sonrisas, con una cuidada imagen –a la que concede la categoría de “valor”-, atlética condición física y estilismo juvenil que transmite cercanía, naturalidad y seguridad.
Mantiene un equilibrado idilio con los medios de comunicación, a los que trata con implicación y respeto.
Un líder carismático, de maneras claras y delicadamente contundentes.
Un buen orador con un discurso amable y elegante, repleto de expresiones sencillas y palabras positivas, expresadas en el volumen correcto, y acompañado de un lenguaje gestual natural caracterizado por postura erguida y mirada directa, y potenciado por las imágenes que crea con sus manos en las mentes de sus escuchantes.
Un tipo serio, razonable, sensible y respetuoso.