CUIDAR LAS FORMAS
En muchas ocasiones escuchamos la expresión “cuidar las formas”, aplicado a uno mismo o a terceras personas. Es una frase tan pronunciada como manida…
Qué significa “cuidar las formas”, a qué hace referencia, quién debe cuidarlas y, sobre todo, cómo hacerlo.
Las formas son necesarias para que existan unas relaciones interpersonales positivas y beneficiosas para todos los implicados en la relación.
Las formas son una herramienta de comunicación indispensable para una convivencia pacífica y democrática.
Las formas son una manifestación de la democracia.
CUIDAR LAS FORMAS es:
Respetar las normas de los lugares en los que uno se encuentra, las imperantes en las casas que se visitan, las regentes en las empresas con las que se colabora, y un largo etcétera.
Ir adecuadamente vestido –respetando las recomendaciones del anfitrión, si lo hubiera-, en función del contexto, la localización, la hora del día, la función que se desarrolla, etc.
Conocer el papel que toca ejercer y ceñirse a él. Más preparación y menos improvisación.
Argumentar la exposición sobre premisas firmemente interiorizadas, y con datos y hechos que la sustenten.
Hablar en el tono de voz adecuado, con la velocidad, volumen, ritmo y entonación precisos, para transmitir el mensaje de forma inequívoca.
Practicar el sentido de la oportunidad, ¿es el momento de hablar, callar, levantarse, mirar, desviar la mirada, levantar la mano, irse, etc.?
No dar lecciones a los demás sobre nada, y menos sobre cuestiones que se defienden oralmente –con un más que deficitario comportamiento- pero no se aplican. Huye del “Haz lo que yo digo, no lo que yo hago”.
Ser educados.
No hacer demagogia. El favor popular se gana con palabras honestas, hechos, demostraciones… No con halagos a sentimientos elementales.
No mentir.
Cuidar el aseo personal.
Cuidar las formas es ser auténtico, natural y singular, respetando todo y a todos, con independencia del lugar en el que uno se encuentre.
Señores, NO TODO VALE.