Decálogo Comunicación de Crisis en tiempo de coronavirus
Nuestros representantes institucionales comunican mal en la crisis de comunicación por excelencia provocada por el coronavirus.
A diario, desde que comenzó el confinamiento, artículos en distintos medios de comunicación, diferentes publicaciones de redes sociales, comentarios de grupos de WhatsApp, videos de personajes populares, directos en distintas comunidades de miembros protagonizados por personas “versadas y sin versar”, charlas magistrales online de expertos comunicadores, memes, etcétera, refrendan la mala comunicación que muestran y demuestran los portavoces de distintos gobiernos, ministerios, organismos y entidades.
El arte de hablar en público es una habilidad que se adquiere y se desarrolla.
Propongo un decálogo de actuación en este escenario indeseado protagonizado por una crisis sanitaria, una crisis de gestión, una crisis política, una crisis económica y una crisis de comunicación.
1. LIDERAZGO EFECTIVO
Practicar la humildad, la coherencia y el ejemplo.
Designación de un portavoz institucional para la gestión institucional y un portavoz para la gestión sanitaria.
Cesión de protagonismos.
La unidad y la lealtad de ganan, no se exigen ni se imploran.
2. INFORMACIÓN COMPLETA
Intervenciones precisas, breves y directas con información puntual y clara: carencias, necesidades y acciones a tomar.
Detalle de procesos y tiempos.
Tipología de contenidos y medios.
3. COORDINACIÓN
Comunicación fluida y constante entre las distintas administraciones implicadas.
Conocimiento prioritario, y directo, de acciones y efectos.
Análisis y evaluación conjunta.
4. ESCENOGRAFÍA
Sobria, sencilla y cercana. Sin atriles, sin instrumentalización de símbolos, sin discursos leídos.
El protagonismo es para las personas afectadas y para todas las que están en la primera línea de batalla, plantándole cara al virus.
5. ESCUCHA EMPÁTICA
La escucha convierte en sabio a quien la practica.
Permite detectar el sentir de los ciudadanos, conocer sus demandas y hacer que sientan próximos a sus representantes políticos.
6. AUTOCRÍTICA y HUMILDAD
Transparencia en la información y consenso en la toma de decisiones fundamentales.
Reconocimiento de errores.
Contención, sobriedad, moderación, sensibilidad y amabilidad.
7. DISCURSOS RESPONSABLES
Breves y directos.
Emocionales y racionales.
Realistas y responsables.
Concretos y completos.
8. EFICACIA DIALÉCTICA
Lenguaje humano, sencillo, preciso, directo y efectivo.
Mensajes principales claros y comprensibles.
Fomento de valores y del sentido de comunidad.
Explicación de criterios y acciones.
9. GESTICULACIÓN
Natural y genuina, sin espacio para la sobreactuación.
Manos en campanario, ¡prohibidas!
Más empatía, sensibilidad y credibilidad.
10. ANTICIPACIÓN
Clave de la estrategia frente a la crisis.
Previsión de medios, medidas y escenarios posibles.
Ante las largas intervenciones; excesiva presencia y declaraciones, en su mayoría, plagadas de datos y confusas de nuestros “portavoces”, me permito compartir por escrito un pensamiento que me persigue…
Señores representantes institucionales ¡quédense en casa! No todos…
Estoy absolutamente de acuerdo con su reflexión. Soy responsable político, de los que no deben quedarse en casa, y me corresponde comunicar. No soy un «buen orador» ,pero soy consciente de que la destreza se gana con la práctica y así lo intento.
Siempre viene bien leer algo que reafirma las conclusiones a las que uno llega casi por intuición.
Por cierto, me gusta mucho la estética de este blog,
Hace muy agradable su lectura.
Saludos
Gracias, Javier, por su comentario y felicitación.
Permítame felicitarle por su buen hacer y por poner en valor la comunicación y otorgarle el papel, fundamental, que le corresponde.
Conocer su deseo de convertirse en un buen orador muestra su implicación y responsabilidad políticas. Mi deseo es que otros representantes institucionales sigan su ejemplo.
Saludos desde tierras gallegas. 🙂