Compañera de viaje
Si el primer post de este blog debía dedicárselo a la gran dama de la comunicación, mi adorada palabra hablada, no es menos cierto que el segundo le correspondía a mi inseparable compañera de viaje. La que me acompaña todos los días, en los buenos y malos momentos; la que me permite realizar una lectura positiva de todo lo que me rodea, aunque a veces no sea fácil; la que facilita las relaciones interpersonales, y pone a mi lado personas maravillosas; la que me provoca un bienestar, que no alcanzo por otro medio; la que ilumina mi cara cada vez que la presento en público, y en privado; la que alienta mi autoestima, me anima a avanzar y a mirar siempre hacia adelante; la que me libera del estrés y me libra de preocupaciones; la que hace feliz a las personas que me rodean; la que provoca que la mitad del mundo te la devuelva, merced a su poderoso efecto contagio… ¡la única capaz de mover montañas!
La protagonista del mejor, y más rápido, medio de comunicación entre todos los ciudadanos del mundo, con independencia de los idiomas que maneje. La mejor herramienta para lidiar con los problemas. El recorrido más corto entre dos personas…
Siempre extraordinaria, confortable, positiva, saludable y beneficiosa. Muchas líneas protagonizará en esta bitácora mi eterna compañera de viaje: la espontánea y genuina SONRISA.