Esas manos…
Con demasiada frecuencia tendemos a “quedarnos” con aquella noticia que encontramos interesante sin pararnos a valorar el medio que la publica, las fuentes que se citan o el autor de la misma. Dato fundamental para otorgarle credibilidad.
Varios lectores, y oyentes, me han preguntado en numerosas ocasiones sobre la forma correcta de comer los alimentos con la secreta esperanza (así me lo han reconocido) de que la contestación sea de fácil memorización y aplicación. Esperan una respuesta del tipo: esta comida, enumerando una lista, se come utilizando los cubiertos y esta otra, otro listado, con las manos, o fifty-fifty, manos y cubiertos.
Cuál es la forma correcta de ingerir los comestibles depende del entorno en el que nos encontremos, formal o informal; la elaboración que precisen; la presentación que ofrezcan y la función que ocupen en el plato, ingrediente principal o secundario. Además, recurrir a los cubiertos, a las manos o a ambos está condicionado por la adecuación a las circunstancias.
Sin ser amiga de las generalizaciones ofreceré unas mínimas pautas. Un ambiente relajado otorga mayores licencias que uno serio, es decir, un bar de comidas o un mesón se presta más a recurrir a nuestras garras que un restaurante o evento culinario celebrado en un local privado.
El tamaño también importa. Aperitivos; piezas pequeñas de manduca, como porciones de pizza, alitas de pollo o costilllas de cerdo (por citar las más típicas), en los lugares citados, pueden tomarse con las manos al igual que ciertas comidas rápidas como las hamburguesas y los perritos; el pan, cortando minúsculos trozos a medida que lo vamos comiendo; aquellas frutas pequeñas como las cerezas, mandarinas, uvas…; los dulces de Navidad, los canapés o los pastelitos.
El marisco merece una mención aparte, una vez más mi sangre gallega me delata… 😉
Pueden comerse con las manos las quisquillas, los camarones y las gambas de pequeño calibre; los percebes, y las almejas y mejillones de poco tamaño y elaborados al natural (otra dimensión o elaboración demandan el tenedor de pescado). Las centollas combinan ambas opciones. Otras variedades como langosta, lubrigante, langostino, cigala, etc., reclaman cubiertos de pescado.
La naturalidad debe presidir la ingesta de las viandas en bocados pequeños masticando, por descontado, con la boca cerrada y alternando comida y conversación.
Bo proveito!! 😉