Con el corazón encogido*
Algo se muere en el alma cuando un amigo se va… Nunca tanta razón tuvieron las letras de una canción.
Hace seis años se fue un hombre de palabra, bueno, honrado, cariñoso, noble y risueño… Un referente en mi vida que me aporta fortaleza y confianza desde su privilegiada situación celestial.
Hoy, de nuevo, conozco el dolor profundo que se siente al perder, definitivamente, a una bellísima persona.
Muchas charlas mantuvimos sobre la importancia de ser optimista, plantarle cara a los problemas y seguir avanzando, siempre hacia adelante. Parando para tomar aire y continuar camino. Puedo decir muy alto que has presentado batalla, que te has rendido dando guerra, con el ánimo fuerte, gritando: “no te resultará fácil llevarme”. Y te has ido tranquilo, satisfecho de tu labor.
Hoy, más que nunca, revivo nuestras largas conversaciones repletas de vivencias, experiencias y sueños… maravillosos y hermosos sueños. Añoraré tus palabras cargadas de cariño, tu vozarrón inconfundible, tu consuelo en momentos de dolor y alegría en los de celebración.
Pasional, vehemente, entregado y profundamente humano. Amigo de sus amigos, colega de sus colegas y un gran hombre. Compartimos risas y lloros, alegrías y desgracias, lamentos y felicitaciones.
Hoy, mi querido amigo, sollozo con convicción que ha sido un honor conocerte, compartir contigo momentos inolvidables grabados a fuego en mi memoria y en mi corazón. Un orgullo ser tu amiga, destinataria de tus temores, deseos y anhelos.
Con el corazón encogido por el dolor te dedico estas palabras, empañadas por lágrimas que no dejan de caer. Echándote de menos ya, querido amigo.
Mi apreciado caballero español, has emprendido tu viaje…
* Dedicado a José Luis Delgado García