LA LUZ QUE GUÍA NUESTRA VIDA
“La compasión tiene muchas caras. Algunas son feroces, otras son coléricas, algunas son tiernas, otras son sabias”.
Impactada me ha dejado el video TED que muestra la conferencia de la antropóloga, maestra y monja zen Joan Halifax, reconocida por su labor de acompañamiento a enfermos terminales y cuidadores, hablando sobre la compasión, la empatía y los beneficios personales y sociales que proporciona.
El Dalai Lama afirmó que el amor y la compasión son necesidades imprescindibles para la supervivencia de la Humanidad. La autora añade que no solo las personas no podrían sobrevivir sin ella sino que tampoco lo harían las distintas especies que pueblan nuestro planeta.
“La compasión está compuesta de esa capacidad de ver con claridad la naturaleza del sufrimiento. Es esa habilidad de mantenerse firme y de reconocer también que no somos ajenos a ese sufrimiento. Pero eso no es suficiente porque la compasión, que activa la corteza motora, significa que aspiramos a transformar el sufrimiento. Y, si somos muy bendecidos, nos involucramos en actividades que transforman el sufrimiento. Pero la compasión tiene otro componente realmente esencial: no aferrarnos al desenlace… El apego al desenlace distorsiona nuestra propia capacidad de estar bien presentes en toda la catástrofe”
Defiende Halifax que la compasión no nos agota, todo lo contrario, nos anima; aumenta la integración neutral; involucra a todas las áreas del cerebro, fortalece al sistema inmune y hará de nuestro mundo un mundo más comprensivo. La compasión genera compasión. La fortaleza nace de la compasión. “La acción directa restaura la compasión”.
“La compasión es una cualidad humana inherente, presente en todo ser humano. Pero las condiciones para que se active son muy particulares… La compasión tiene enemigos: la lástima, la indignación moral, el miedo, y tenemos un mundo paralizado por el miedo. Y en esa parálisis, nuestra capacidad de ser compasivos también está paralizada… Ahora sabemos por la neurociencia que la compasión tiene algunas cualidades extraordinarias. Una persona que está abierta a la compasión, ante la presencia del sufrimiento, siente ese sufrimiento mucho más de lo que sienten la mayoría de las personas. Sin embargo, regresa a su estado anterior mucho antes. Esto se llama “resiliencia””.
Me sumo a la sugerencia de esta mujer maravillosa. Animemos a padres, hijos, maestros, abogados, profesionales de la salud, “con todos los seres”, a poner en práctica esta habilidad. “Renovemos la capacidad de practicar la compasión”.
Conmueve con tus manos, conmueve con tus ojos!!
Convierte la compasión en la luz que guía tu vida. 🙂
http://sloyu.com/blog/2011/10/la-fuerza-de-la-compasion/
“¿Qué es lo más asombroso de este mundo, Yudhisthira? Lo más asombroso de este mundo es que a nuestro alrededor la gente puede estar muriéndose y nosotros no nos damos cuenta de que también nos puede suceder a nosotros”…