«No tengo tiempo»
“El día solo tiene 24 horas…”
En cuántas ocasiones hemos escuchado esta máxima irrefutable cargada de pesar, impotencia o desesperación por no poder atender todo aquello que nos hemos propuesto realizar en una jornada.
El balance vida-trabajo sufre continuas descompensaciones, en favor de este último, que provocan un desgaste, conocido como síndrome bournout, que mina nuestras energías, agudiza nuestros conflictos y genera desmotivación.
El primer paso para evitar esta situación es preguntarse si nos dedicamos tiempo, nos cuidamos y nos valoramos como personas. Si la respuesta no es todo lo satisfactoria que debiera, ponte en marcha para modificarla.
Otras rutinas y prácticas que equilibrarán la balanza y mejorarán tu calidad de vida personal y profesional son:
Ritualizar tus buenos hábitos, te reportará beneficios anímicos, cognitivos y prácticos.
Relajarse, mediante la meditación o la práctica de ejercicios saludables como un paseo por la naturaleza.
Hacer ejercicio, del tipo que sea, mantiene sano cuerpo y mente, aumenta la confianza, disminuye el estrés y mejora la productividad.
Priorizar y dedicarse tiempo para las “cosas que realmente importan”.
Darle un descanso a la tecnología, podemos vivir sin ellas unas horas en nuestros días de asueto.
Disfrutar de los seres queridos, otorga un aporte extra, e inalcanzable por otra vía, de energía y confianza.
Haz tu trabajo y hazlo bien pero no permitas que protagonice tu vida, que la absorba por completo, hasta llegar prácticamente a anularla.
«La vida es como un leyeda: no importa que sea larga, sino que esté bien narrada» (Séneca). ;-))