ENTREVISTA A MAR CASTRO Y LUIS LÓPEZ Por Carlos Portas
Entre otras dedicaciones profesionales, Mar Castro es profesora en diversas
instituciones académicas de prestigio y coordina varias secciones en la
reconocida www.revistaprotocolo.com.
Por su parte, Luis López, es licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas y
dirige Logaidea comunicación, una agencia de servicios de comunicación y diseño
publicitario.
P: Luis, ¿cómo se fragua la idea de escribir “Técnicas para hablar en público”?
L: Pues la verdad es que llevamos años colaborando profesionalmente en
diferentes proyectos relacionados con la comunicación, el protocolo y la
publicidad. Entre nosotros siempre hemos censurado la falta de preparación
que descubríamos en numerosos actos públicos, institucionales, mediáticos,
sociales… y nos lamentábamos de que no existiera un manual de ayuda a
cualquier persona que tuviera que enfrentarse a una intervención en público.
Una guía rápida con consejos eficaces para conseguir mejorar las
presentaciones en público. Así que, ¿para qué seguir lamentándose si
podíamos escribirlo nosotros mismos?
Ediciones Protocolo ya había publicado, en 2007 y 2009, dos libros de Mar:
“Protocolo social para jóvenes” y “Protocolo social”; y como los dos colaboramos
en el portal revistaprotocolo.com no dudamos en ofrecerle al editor Juan Luis
Fuente nuestro proyecto. Mostró su interés desde el primer momento y pocos
días después confirmó la apuesta por nuestro libro. De hecho, nos halaga
conocer que la editorial está muy satisfecha con el resultado de nuestro
trabajo.
P: Mar, resulta casi obligado preguntar quiénes son los destinatarios de este
manual de buenos consejos. ¿A quién se dirige y en qué situaciones puede
resultar de ayuda?
M: En el desarrollo de las competencias profesionales de cada uno, amén de las
relaciones sociales que se mantienen en el ámbito personal, es necesario
defender proyectos o presentaciones; convencer de las bondades de
determinados servicios o productos; presentar argumentos que refutan o
ratifican ciertas teorías; persuadir a clientes, proveedores o amigos; liderar
encuentros o dirigir reuniones, entre muchas otras acciones. Este libro está
dirigido a todas esas personas que se relacionan social y profesionalmente, con
independencia de su edad, credo o estatus comunitario o económico.
P: Luis, insisten ustedes en la importancia de la claridad, la brevedad y la
preparación del discurso. ¿Cuánto de todo ello hay en este libro? ¿Es breve, claro
y además atractivo?
L: Creo que ésta es una pregunta que mejor debería responder el lector, pero
desde luego nosotros lo que hemos intentado es crear una guía de acceso
rápido y de fácil lectura. Es una obra que trata temas muy concretos
relacionados con las intervenciones en público, así que no exige una lectura
completa del libro, sino que cada persona puede buscar en el índice la ayuda
que necesita y acceder únicamente al tema que le interesa.
P: Mar, ha escrito usted libros dirigidos a adolescentes y también a niños. ¿Ser un
buen orador es una cualidad con la que se nace o hay que aprenderla y cultivarla?
M: Un orador nace y se hace. Ambas propuestas son válidas. Una persona
puede poseer una fecunda capacidad oratoria desde la infancia o adquirir esa
habilidad mediante la instrucción en las técnicas apropiadas. Con
independencia del talento de cada persona, no está de más afianzar las
competencias con conocimientos especializados.
P: Luis, ¿por qué cree que a una persona le cuesta tanto ponerse delante de otras
y transmitirle su mensaje? ¿Es la naturaleza humana, es inseguridad?
L: Ésa es una buena pregunta para mí porque, aunque resulte paradójico
después de escribir un manual como éste, no me considero en absoluto un
buen orador. Pero sí conozco perfectamente toda la técnica, las herramientas y
la metodología que se ha de seguir en cualquier intervención en público;
podría ser un perfecto entrenador o asesor de ponentes. De hecho para ser un
buen entrenador de un equipo de fútbol no es necesario ser un jugador
excepcional; éste es mi consuelo… Es cierto que a veces sufrimos ese bloqueo
mental cuando nos enfrentamos a un auditorio, aún conociendo
perfectamente el tema a tratar; el mismo tema que no tendrías problema en
exponer individualmente a cada uno de los asistentes… pero sales al escenario
y… empieza el mal trago.
P: Entonces Mar, ¿cuáles son las claves que convierten a cualquier orador en un
comunicador eficaz?
M: Estar convencido de lo que se hace o dice es una de las claves que facilita el
camino para convertirse en un orador eficaz. Además de ser uno mismo,
adaptado a los condicionantes dados por el auditorio, el asunto a tratar o la
localización de la disertación; ser imparcial y autocrítico; consecuente con tu
forma de ser y actuar; tolerante; y, actuar con sencillez y entusiasmo. Respira
profundamente, ofrece una larga pausa a la vez que dedicas a tus oyentes una
intensa mirada, acompañada de una sonrisa, e inicia tu charla con un tono de
voz que irás elevando a medida que avances en la disertación. Estarás
magnífico.
P: Por lo tanto, estar convencido de lo que se dice es muy importante, pero hay
otros aspectos a tener en cuenta a la hora de dar un discurso…
M: Sí, la preparación, la naturalidad, la claridad, el entusiasmo, el ensayo y el
profundo convencimiento en lo que se narra son las claves para ofrecer un
discurso brillante. Concretar la idea que se quiere ofrecer, expresarla, mediante
la utilización de frases cortas, en el momento oportuno de forma breve y
natural, adecuando la velocidad del habla al tema tratado y al auditorio
presente y recurriendo a los poderosos silencios, constituyen las reglas de oro
de la palabra hablada.
P: Luis, ¿qué importancia le atribuye usted al humor en los discursos? Se lo
pregunto porque en la obra encontramos varias referencias a este recurso.
L: Un toque de humor, al igual que cualquier otro recurso de creatividad que
utilicemos en nuestra presentación, nos ayudará sin duda alguna a romper el
hielo, a sentirnos más cómodos en nuestro papel y ser capaces de generar un
clima de confianza y complicidad con el público. De todas formas hay que
tener mucho cuidado con los excesos, tanto los de ironía o sarcasmo, como los
de humor o creatividad; ya que podemos herir la sensibilidad de nuestros
oyentes. Esta situación podemos crearla sin querer, o lo que es peor, sin saber,
ya que daría a entender una falta de preparación previa importante por falta de
conocimiento de nuestro público y sus intereses, ideología…
P: Vaya, sólo llevamos ocho preguntas, y me estoy dando cuenta de que a mi
tampoco me vendría mal el libro. En fin… Luis, a la hora de organizar un acto
público surgen preguntas como, por ejemplo, dónde hacerlo o cómo realizar la
convocatoria. ¿Qué importancia tienen estos aspectos?
L: Cualquier intervención en público está totalmente condicionada por el lugar
en el que se celebra o por las personas que acuden al acto, por lo que
ciertamente son temas complementarios pero de una enorme influencia en el
éxito del discurso. Hay que tener en cuenta no sólo la sala en la que se celebra
el acto, su capacidad, sus condiciones de acústica, iluminación y medios
técnicos, la comodidad de los asistentes, la seguridad… sino también la
accesibilidad, el aparcamiento, las combinaciones de transporte urbano…
Cualquiera de estos detalles puede ser determinante a la hora de convertir el
acto en un éxito o en un fracaso. También la convocatoria del público, la
confirmación de asistencia, el modo de redactar la invitación, cómo convocar a
los medios de comunicación… ya ves que cada pequeño detalle puede resultar
fundamental.
P: Escuchándoles hablar con esa convicción, estoy por arrancarme yo aquí mismo
a dar un discurso, así sobre la marcha… Pero me entra la duda, Mar. ¿Es
recomendable cierta dosis de improvisación al hablar en público o mejor
evitarlo?
M: No creo en la improvisación como tal, sino en la improvisación preparada.
Me explico. La preparación, que incluye la adquisición de conocimientos, es
una premisa básica indispensable para hablar en público. La forma de exponer
la disertación puede variar en función de la habilidad oratoria que poseamos.
Existe la posibilidad de ofrecer un discurso leído, con la consiguiente
posibilidad de perderse en el texto o perder entonación; un discurso hablado
sobre un guión mental previo, aceptable pero difícil de ejecutar; el discurso
memorizado, que demanda una excelente retentiva por parte del orador; el
discurso improvisado, exige una extraordinaria habilidad oratoria; y, el discurso
hablado sobre una breve sinopsis, el que defiendo como improvisación
preparada. El guión que el orador lleva preparado le indica los puntos y los
aspectos más importantes a abordar. Sobre este guión se ofrecerá una
disertación que irá cobrando forma en función del tipo de exposición realizada
o de la participación del auditorio.
P: Mar, en líneas generales, ¿cuáles deben ser las características del lenguaje en
cualquier tipo de exposición oral?
M: La oratoria clásica defendía el empleo de palabras pomposas y rebuscadas a
la vez que bonitas. La oratoria moderna, apuesta por un lenguaje directo,
efectivo y entendible por todos los presentes en una alocución. Un lenguaje
sencillo, no ordinario, descriptivo y centrado en el tema a tratar.
P: Luis, ¿considera que debe utilizarse un lenguaje diferente cuando está delante
la prensa o eso no debe variar el discurso ni el proceder del orador?
L: Desde luego no es lo mismo expresarse delante de un grupo de personas, a
los que puedes mirar a los ojos y con los que puedes interactuar aunque sea de
modo informal, que delante de un grupo de profesionales de los medios que
están allí por una cuestión de trabajo. En este caso la situación exige un
comportamiento y un código diferente, más formal delante de los medios y
más distendido si cabe al tratarse de otro tipo de públicos. Puedes gestionar la
interpretación que tu público directo hace de tus palabras, pero no es fácil
controlar el uso que los medios harán de tu intervención; por eso es mejor
mantener unas formas.
P: Mar, ahora que no está la prensa delante, ¿me puede explicar qué ventajas
palpables nos aportaría en nuestro día a día el saber hablar en público?
M: Son muchas las ventajas que proporciona la capacidad para hablar en
público. Mejora nuestras habilidades de comunicación tanto en las relaciones
sociales como las profesionales. Permite expresarnos con confianza y seguridad
ante cualquier auditorio y posibilita que el mensaje que queremos transmitir
llegue de de forma eficaz, convincente y se interprete clara y fielmente.
Dominar la palabra hablada refuerza nuestras expectativas de éxito, influencia
y liderazgo social.
P: Luis, ¿cómo cree que hay que ganarse al público al que nos dirigimos? ¿Hay
que ganárselo durante el discurso o es mejor hacerlo ya antes del mismo?
L: La labor del orador empieza mucho antes de dar comienzo su discurso. Una
de las principales claves del éxito de una intervención en público es la
confianza: la seguridad en sí mismo del orador y la confianza que despertamos
entre el público. Para cultivar ambas lo ideal es buscar el contacto con los
asistentes a medida que vayan llegando a la sala, de manera que tú como
orador vayas perdiendo el miedo escénico y fomentar así un clima de confianza
que anime a los asistentes a participar si fuera el caso. Pero, de todas formas, la
mejor manera de ganarse al público es ofreciéndoles una charla interesante,
amena y que cumpla sus expectativas.
P: Mar, la comunicación verbal es vital para hacer llegar el discurso pero, como
explican en el libro, la no verbal también lo es. ¿Cómo debe ser esa comunicación
no verbal? ¿Gesticular mucho ayuda a hacerse entender o es mejor dosificarlo?
M: La comunicación no verbal, especialmente el componente oral
(paralingüística) y en mayor medida el lenguaje de los gestos (kinesia), aportan
datos significativos que refuerzan la efectividad de la exposición e intensifican
la comprensión del mensaje. Gesticular o dosificar los gestos ha sido una
cuestión muy debatida con distintos resultados y opiniones en función de la
época o el especialista tomado como referencia. Actualmente, el gesto libre es
una de las premisas de la comunicación. Sin perder de vista que la correcta
interpretación del significado gestual obliga a analizarlo en cada contexto
específico; observarlos en grupos de gestos; filtrar las interferencias culturales
y, evaluar su congruencia con el lenguaje verbal.
P: Insiste mucho en la importancia de los gestos y en mostrar tranquilidad. Pero,
¿cómo debemos reaccionar cuando nuestro cuerpo nos juega una mala pasada?
Por ejemplo, empezamos a sudar sin parar en medio de un discurso.
M: Sudoración, respiración arrítmica, movimientos torpes, tartamudeo, rubor
ocular son solo algunos de los síntomas que revelan pánico escénico. La
adquisición de conocimientos sobre el tema a exponer, la confianza en uno
mismo y el ensayo son poderosas herramientas que ayudan a combatir el
miedo a hablar en público. Existen, asimismo, técnicas de superación que
permiten transformar ese miedo en placer. Destacan, entre otras, el análisis
racional del miedo; el ensayo del discurso; el método del recuerdo emotivo o la
aplicación de las siempre eficientes técnicas de relajación.
P: A la hora de preparar una intervención en público uno de los aspectos que más
puede temer el orador es el de aburrir al auditorio. ¿Luis, recurrir a proyecciones
o a material gráfico puede ayudar a evitarlo?
L: La pregunta casi debería ser la contraria: si hoy en día es posible desarrollar
una ponencia sin utilizar estos recursos. Sólo los grandes oradores son capaces
de captar y mantener la atención y el interés del público durante una
intervención de más de diez o quince minutos. Por eso recomendamos al lector
que siempre que pueda eche mano de materiales de apoyo, como
proyecciones multimedia y entrega de documentación básica para que los
asistentes puedan ir siguiendo los temas que se tratan.
P: ¿Y qué hay que tener en cuenta a la hora de preparar ese material
complementario?
L: El material de apoyo, tanto el proyectado como el que se entrega en mano,
debe ser simple, fácil de leer, atractivo y sobre todo que cumpla su función y
sirva de guía para que el público pueda seguir cómodamente los temas que
tratamos. Pero como en todas las situaciones, hay que tener cuidado con los
excesos. No debemos permitir que los efectos especiales sean los protagonistas
de nuestra intervención, eso le corresponde a nuestra voz y a nuestra
presencia.
P: Un caso práctico, Mar. Mi jefe directo ha caído enfermo durante la noche y me
encarga que sea yo quién imparta la conferencia que él tenía preparada. ¿Qué
consejos indispensables y rápidos me daría para salir del trance lo más airoso
posible?
M: Más que ofrecerle un consejo, empezaría formulándole un par de preguntas:
¿tiene algún conocimiento sobre el tema que va a abordar? y ¿a qué tipo de
público se dirige? En el caso de que maneje algún aspecto importante del
asunto del que va a hablar le recomendaría impartir la conferencia siempre y
cuando los destinatarios de los mismos no fueran expertos cualificados que
puedan realizar preguntas que le colocarían en más de un aprieto y dejarían su
reputación profesional en una posición de la cuál le costaría mucho tiempo y
esfuerzo salir. Si conoce el tema principal de la exposición y simplemente le
falta afianzar conceptos que se procuraría fácilmente en unas horas, adelante;
imparta la conferencia. Si su jefe le pone en una situación que le obliga que
impartir esa conferencia con independencia de sus conocimientos o
habilidades, el mejor consejo que podría ofrecerle es que practique a leer,
mirando a su auditorio con frecuencia. Limítese a leer el texto que figure
impreso y, bajo ningún concepto, admita turno de preguntas.
P: Luis, no quisiera comprometerle con la siguiente pregunta, pero ¿considera
usted que nuestros políticos más conocidos saben hablar en público, o les daría
algún consejo “de libro”?
L: Como receptor de los mensajes que emiten creo que los principales políticos
de este país no comunican adecuadamente: frases mediáticas pero vacías de
contenido, demasiados titulares de prensa y muy poca comunicación. Además
utilizan esa musiquilla que me recuerda tanto a los sermones propagandísticos
de otras épocas que pienso que pierden toda su credibilidad. A veces me
pregunto hasta dónde llega la labor de sus asesores de imagen, que sé que los
tienen… No creo que sea tan complicado dirigirse a sus votantes en un tono
natural y con un lenguaje cercano. Cuando lo consigan quizás podremos
identificarnos mejor con sus mensajes. Por eso los políticos mejor valorados
suelen los alcaldes de los pueblos, cercanos, que se identifican como un vecino
más y que se relacionan de tú a tú con sus votantes, no necesitan explotar
técnicas de masas para comunicarse.
P: A principio de octubre se conocieron, casi simultáneamente, dos presuntos
casos de dopaje en el ciclismo español. El de Albero Contador y el de Ezequiel
Mosquera. Ambos corredores comparecieron ante los medios. Contador salió sin
papeles y dando una rueda de prensa en la que aceptó todo tipo de
interpelaciones. Mosquera se limitó a leer un comunicado y sin preguntas. ¿Qué
opinión le merecen ambas puestas en escena?
L: Ésa es la diferencia entre una rueda de prensa y una declaración de prensa:
una permite preguntas al final y la otra no. Cualquiera de estas dos técnicas es
igualmente válida, pero desde mi punto de vista cuando te expones a los
medios lo debes hacer con todas las consecuencias, como hizo en este caso
Alberto Contador. Esconderse detrás de una convocatoria de prensa para
plantarte delante de los medios, exponer tu punto de vista y marcharse no me
parece demasiado útil, ni para la imagen del protagonista ni tampoco para los
profesionales de los medios que se han desplazado hasta allí.
M: Lo que indudablemente pone de manifiesto la actitud de Contador es la
magnífica habilidad oratoria que posee y de la cual hace gala. Destreza que le
predispone a ganarse la confianza y credulidad de su público dada la
manifiesta seguridad en sí mismo que ofrece. Mosquera, por el contrario,
demuestra abatimiento ante una situación que le supera o no acaba de
entender, lo que no le hace culpable pero tampoco le reafirma en su
presunción de inocencia, la cual por otra parte no se pone en duda. La palabra
es una poderosa herramienta de convicción. Dominar la palabra hablada
colabora en la consecución de objetivos, en este caso, el convencimiento de la
inocencia de nuestros ciclistas.
P: Me he fijado en un aspecto de forma que me resulta curioso. ¿Luis, por qué
recurren ustedes a citas del Quijote, de Miguel de Cervantes, para presentar cada
capítulo del libro?
L: En la obra presentamos las principales herramientas de comunicación y del
lenguaje que debe saber manejar cualquier orador. Como nuestra lengua
cuenta con la obra literaria más importante de la historia, “Don Quijote de la
Mancha”, decidimos rendirle homenaje o más bien nos permitimos el lujo de
encabezar cada uno de los capítulos con una ingeniosa cita del célebre hidalgo,
famoso por su verborrea incontenible y locuaz, así como su fiel escudero, hábil
en el manejo de las palabras. Son un magnífico ejemplo de que cualquier
persona puede ser un eficiente orador, con independencia de sea una
habilidad innata o adquirida. Lo mejor de todo es que encontramos citas que se
podían aplicar perfectamente a cada uno de los temas tratados: la
comunicación, la organización del acto, el orador, la comunicación oral, la
comunicación no verbal y el material complementario.
P: El prólogo del libro ha sido escrito por Celso Currás, ex conselleiro de
Educación y Ordenación Universitaria de la Xunta de Galicia; el epílogo corre a
cargo de Fernando Ramos, Doctor en Ciencias de la Información y profesor de
titular de Periodismo en la Universidad de Vigo. Viendo sus biografías y las de
ustedes, se puede decir, Luis, que conforman un cartel de Lugo.
L: Desde luego. No era nuestra intención crear una obra tan lucense, pero es
cierto que una vez confirmadas las colaboraciones de Celso Currás y Fernando
Ramos, dos personas de reconocido prestigio a las que nos une un gran afecto
tanto personal como profesional, nos dimos cuenta de que, sin querer,
habíamos completado un cuadro de autores genuinamente lugués, por lo que
estamos doblemente orgullosos.
P: Mar, una última pregunta. ¿Dónde se puede adquirir este libro? ¿En toda
Galicia, en toda España?
M: El libro se puede adquirir no solo en España, encargándolo en su librería
habitual o bien acercándose a El Corte Inglés, la Casa del Libro o Fnac, donde
está disponible la colección completa a la que pertenece la obra. Cualquier
persona, con independencia del país de residencia, puede solicitarlo a través de
la página de la editorial.
(http://www.edicionesprotocolo.com/index.php?option=com_virtuemart&page=shop.product
_details&flypage=flypage.tpl&product_id=102&vmcchk=1&Itemid=186)
Mar Castro y Luis López. Autores de esta guía que promete ser muy útil. Muchas
gracias por haber explicado algunos de sus contenidos y permítanme que yo
también cite al Ingenioso Hidalgo de La Mancha para decirles que “al bien hacer
jamás le falta premio”.
Los interesados, ya saben. Si quieren adquirir este libro, pueden hacerlo por
Internet o bien dirigiéndose a una librería y con tranquilidad, sin grandes
aspavientos, con voz clara y mensaje conciso decirle al dependiente: Hola, quiero
comprar “Técnicas para hablar en público. Guía para una comunicación eficaz”, de
Ediciones Protocolo.
Entrevista: Carlos Portas
(periodista de Televisión de Galicia)