CONVERSAR O CALLAR
Me llama la atención que a día de hoy siga vigente en los comedores de muchas escuelas una norma que muchos de nosotros, y todos nuestros antepasados, acatamos disciplinariamente: no conversar mientras se come.
En El Libro de las Siete Partidas del rey Alfonso X El Sabio se puede leer: “…E non deben mucho fablar mientras que comieren… e non deben cantar quando comieren…”[1]. Se aconsejaba permanecer callados mientras se comía, tampoco se debía gesticular. La gestión apropiada del silencio formaba parte de los preceptos que regulaban el comportamiento en el bajomedievo español, al igual que el uso de las manos, la limpieza de la boca o el mantenimiento del decoro.
El código de cortesía imperante en los inicios de la Edad Moderna, durante el siglo XVI y un par de décadas del siguiente, impedía mirar a los ojos de forma directa en una conversación. La sociedad cortesana del siglo XVII consideró una imprudencia este precepto al considerar que la mirada ayuda a “explorar el interior de la persona”.
Hace pocos días, durante mi estancia en una hospedería de finales del siglo XVI (que pregona como atractivos la cortesía, el ambiente fielmente reconstruido y la atmósfera imperante) saqué este tema a colación. Varios de los allí presentes, personas de generaciones y procedencias distintas, reconocieron que en sus colegios se aplicaron estas normas sin discusión, que todavía hoy se practican en los centros escolares donde estudian sus hijos.
¿Por qué se sigue manteniendo en muchos colegios la prohibición de no hablar mientras se come? ¿Dónde queda el noble arte de la conversación? ¿Cómo vamos a aprender a compaginar ingestión de bocado y charla? ¿De qué manera afectará a nuestros retoños esta interdicción cuando vayan a casa de sus amigos a comer?
Sin lugar a dudas, la familia educa y la escuela enseña. No mandamos a nuestros vástagos a que aprendan modales en sus colegios (así fue durante el siglo XIX y parte del XX) aunque si deben ponerlos en práctica con compañeros y profesores. ¿Qué mejor lugar para practicar cinco días a la semana la forma correcta de conversar en la mesa? En el centro de estudio donde conviven cientos de alumnos de diferentes procedencias, con sus singularidades, costumbres y tradiciones.
El noble arte de la conversación se practica con la boca vacía. No se habla mientras se bebe o mastica. Durante la comida se alterna participación en la charla con la ingesta de bocados. No se debe hablar mucho y ser el último en finalizar la comida, ni permanecer callado y ser el primero en acabarla.
En los últimos años de la Edad Media se insistía en no conversar sobre enfermedades, lavativas, deposiciones y otros temas “feos” (como hombres colgados o sentenciados). En la actualidad, todas las cuestiones que puedan generar discusiones “dolientes” como la política, la religión y los deportes deben tratarse con cautela. Por descontado, las enfermedades y temas escatológicos no se “tocan” al igual que cuestiones económicas (salvo que sean el objeto del encuentro). Otros temas de naturaleza privada se tratan en su entorno correspondiente, es decir, privado.