CABREO CONSTRUCTIVO
El enfado es una emoción humana, una reacción que experimentamos ante una decepción, un disgusto, una acusación, un rechazo, una exclusión, un engaño, una frustración, una injusticia… Un sentimiento humano que alcanza una relación compleja con la salud y tiene consecuencias a nivel físico, emocional, familiar y social.
Conectar con los sentimientos, reflexionar sobre lo que provoca el disgusto, considerar las opciones, tomar una decisión y comprobar los progresos es una manera efectiva de controlar en enfado como lo es escribir pensamientos, hacer ejercicio físico, escuchar música, realizar inspiraciones profundas, incluir la escala de grises en las valoraciones que realizamos, dejar ir lo que está fuera de nuestro control, dibujar o hacer algún garabato, confesar los sentimientos, meditar y perdonar.
Si siempre has escuchado que el enfado es negativo te sorprenderá conocer los resultados de una investigación que resalta los beneficios psicológicos de enfadarse, hasta ahora considerada una emoción dañina.
No todos los enojos son irracionales ni todos deben evitarse. Se destacan como efectos positivos del “cabreo constructivo”, expresado de forma adecuada y en el momento oportuno, su transformación en fuerza motivadora, al convertir la ira en energía positiva; la carga optimista que incluyen; revelación de sentimientos que mejoran las relaciones interpersonales; favorece el autoconocimiento; expresa la necesidad de resolución de una situación y puede ser una efectiva herramienta en estrategias de negociación.
El cabreo constructivo demanda que la persona o personas que provocaron el enfado estén presentes, que éste sea proporcionado al perjuicio causado y que su objetivo sea obtener una solución.
Cómo decía Aristóteles: “Cualquiera puede enfadarse, eso es muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado adecuado, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, ya no resulta tan sencillo”.