¿Son los políticos españoles unos buenos oradores?
Hace unos días, un apreciado amigo y colega me formuló una pregunta para su columna del fin de semana, que denomina #sábadosDEreflexión:
¿Son los políticos españoles unos buenos oradores?
Fuente: www.publico.es
Responder de forma genérica a una cuestión que demanda muchos matices y particularidades no es fácil, pierdes precisión y descartas singularidades.
Caracterizar a la clase política de forma global, puede llevar a descripciones con las que no todos nuestros dirigentes se vean representados.
Aún así, afirmo sin atisbo de duda que los políticos españoles son oradores en proceso de mejora de sus habilidades de comunicación.
En líneas generales, ofrecen un discurso caracterizado por lenguaje sencillo y directo, y frases cortas repletas de consignas; con gestos y tonos cuidadosamente estudiados.
Un análisis más minucioso nos ofrece como elementos característicos de sus exposiciones la repetición –y abuso de enumeraciones-, el empleo de voces con significado similar, la formación de palabras por medio de prefijos y sufijos, la utilización de un lenguaje autorreferencial -que lleva al escuchante a su “territorio”- y la manifestación “suave” de ideas.
Una conclusión de la oratoria de los políticos españoles permite ofrecer bondades y limitaciones.
A favor:
– Preparación de sus discursos, centrados en la exposición coloquial y cercana.
– Utilización de palabras comprensibles para todos los escuchantes, con pocos tecnicismos y expresiones en otros idiomas.
– Empleo de propuestas argumentadas, con comentarios, datos e informaciones concretas.
– Oratoria apasionada, expresión verbal fluida que incluye ejemplos, anécdotas y experiencias personales.
En contra:
– Pobre naturalidad, con verbalización de frases memorizadas y excesiva lectura del discurso.
– Exagerada crítica hacia acciones o propuestas ajenas, en lugar de fortalecimiento de las propias.
– Desaprovechamiento del potencial de la comunicación no verbal: lenguaje gestual medido; entonación descuidada; movimiento de manos monótono o repetitivo –abuso de las manos de predicador o en forma de cúpula-; contacto ocular evasivo, amplio o indirecto; pausas controladas; reiteradas muletillas;…
– Ausencia de escucha empática.
Los políticos españoles mejoran su oratoria día a día.