#9jElDebate en femenino
Conecta, no solo comuniques, ¡toca las emociones!
Es el consejo que les hubiese ofrecido a las cuatro participantes en el #9JElDebate.
Un debate en el que escuchamos, por parte de cada representante, el discurso esperado.
Un debate en el que eché en falta más titulares, más propuestas, más emoción y sonrisas sinceras.
Un debate en el que sobraron eslógenes, argumentos centrados en el pasado y tono bronco.
Un debate en el que la postura abierta y simétrica y los gestos ilustradores protagonizaron la comunicación no verbal: manos abiertas enfrentadas –como forma de reafirmar las palabras-, palmas a la vista –señal de honestidad y credibilidad- y ausencia de dedos acusadores.
Un debate en el que Inés Arrimadas, Carolina Bescansa, Andrea Levy y Margarita Robles ofrecieron una imagen muy estudiada.
Fuente: noticias.lainformacion.com
Ví a una Inés Arrimadas templada y expresiva, con un discurso ordenado que completaba con miradas dirigidas al moderador y a sus colegas en cada una de sus intervenciones.
Una Inés Arrimadas que practicó la tolerancia, recurrió poco a los reproches y planteó medidas concretas.
Obvervé a una Carolina Bescansa correcta, dueña de un autocontrol que no descuidó, de verbo tranquilo y con una frialdad gestual que contrastaba con un tono de voz dulce y pausado, que empleó para soltar sus “mantras” habituales.
Una Carolina Bescansa firme ante las interrupciones pero serena en su exposición. El juego de pies que practicó a la largo de todo el debate delató su tensión interna.
Contemplé a una Andrea Levy nerviosa, y con exceso de suficiencia, consciente de que era, como representante del partido en el Gobierno, el centro de atención y de los dardos que se lanzaban.
Una Andrea Levy más tranquila en las réplicas que en los turnos de palabra.
Percibí a una Margarita Robles ,“en la cumbre del poder judicial”, muy susceptible que, por edad, experiencia o frustración, iniciaba cada una de sus intervenciones “riñendo” al moderador.
Una Margarita Robles racional y distante, que pecó de falta de empatía, entusiasmo y humildad.
Distinguí a un Vicente Vallés muy controlador en cuanto a temas a tratar –criticado en redes sociales- turnos y tiempos.
Un debate desestimado por las principales cadenas de televisión, que no han dedicado programas, a su término, en los que se analizaran la actuación y propuestas de cuatro representantes de los principales partidos políticos de España.