CÓMO FINALIZAR UNA CHARLA
Con frecuencia asisto a charlas de todo tipo en las que los oradores finalizan sus exposiciones con un simple y genérico “gracias”, carente de sentimiento y emoción y, lo que es peor, sin una conclusión previa.
Del cuerpo de la presentación a las “gracias” directa y aceleradamente, sin dejar claro ni mostrar de forma evidente una de las principales partes del discurso, ¡las conclusiones!
Observar un enorme, coloreado y centrado “GRACIAS” en la última diapositiva, en ocasiones precedido de una compleja animación, siempre hace que me formule la misma pregunta:
¿Es el mensaje que resume su charla?
Por favor… ¿Suple la animación al mensaje?
Reconoceré que a veces también me digo… “¡Socorro!!!” 😉
Adoro la oratoria emocional –suelo referirme a ella como “mi adorada palabra hablada”- y comprobar cuantos fallos se comenten por falta de experiencia, escasa preparación o nulo amor por esta disciplina, me produce una tristeza enorme.
Un inesperado “gracias” sin conclusiones previas…
Ninguna pausa, cambio en el tono o velocidad de su charla, parada frente a la audiencia o cualquier otro dato que anticipe que el final está a punto de llegar.
¿Desconocen los oradores que la comunicación no verbal tiene mucho que ver en el anuncio del fin de la charla?
También es frecuente escuchar, como anticipo a la conclusión final:
“Y para finalizar”, “con esto acabo mi intervención”, “ya termino”, “el resumen de lo expuesto es”, “esto es todo lo que puedo aportar”, “espero que les haya gustado/entendido”[1], etc.
E, invariablemente, la última diapositiva ofrece un “gracias” acompañada de un montón de información del conferenciante: página web, perfiles en redes sociales, dirección de correo electrónico y teléfono móvil, entre otros datos.
¿Qué quieres que recuerde tu audiencia?
¿Cuál es la idea principal de tu exposición?
¿Qué frase resumiría toda tu charla?
¿Cuál sería el lema que definiría tu disertación?
Esa debe ser la frase que protagonice, de forma exclusiva y relevante, la última diapositiva o imagen que proyectes.
Una conclusión fuerte, una conclusión firme, una conclusión concisa, una conclusión memorable, una conclusión entusiasta, una conclusión que “enganche”.
Una conclusión preparada, ensayada y memorizada.
¿No hay que ser agradecidos y finalizar con un “gracias”?
Por supuesto, “en su punto justo”.
Si lo deseas, alejándote de reverencias innecesarias o palabras grandilocuentes, pronuncia un sincero “gracias” nada más ofrecer tu conclusión, e inmediatamente antes de retirarte.
Recuerda acompañarlo de una enorme sonrisa. 🙂
[1] Este último manifiesta, entre otras cosas, inseguridad y una posible incapacidad del orador para exponer de forma eficaz y eficiente.