Retroceso femenino
Hace unas semanas, en el transcurso de una comida con amigos maestros centrados en la enseñanza en secundaria, comentaron profundamente alarmados que las adolescentes estaban volviendo a épocas ya superadas en sus relaciones sentimentales.
Concretamente, se referían los autores de tales afirmaciones a la evidencia que vivían en sus centros escolares: chicas que no salían a pasear porque sus parejas les impedían hacerlo, jóvenes que pacientemente esperaban en casa la llamada de su ser amado, pandillas de amigas “semidisueltas” porque a sus respectivos no les hacía gracia que fueran de garbeo sin ellos, excesivo recato en los escotes y largos de falda, descuido en la imagen, y un largo etc. Preocupante sin duda.
El deseo de ser independiente, propio de la adolescencia, choca frontalmente con esta situación y combina a la perfección con la también habitual, en esta etapa del desarrollo, negación de la responsabilidad de sus actos.
El establecimiento de situaciones sentimentales, totalmente inadecuadas y muy dolorosas, con parejas controladoras y dominantes que exigen relaciones exclusivas y cerradas llevan al sometimiento absoluto por temor a un abandono afectivo. Sometimiento que puede ser erróneamente interpretado por la persona “amada” como muestra de amor y cuidado en lugar de valorarlo como violencia o maltrato.
Una actitud abierta por parte de los seres queridos que rodean a estas personas manipuladas, mostrando preocupación por la situación que se observa, ofreciendo apoyoy cuidado, y ensalzando los beneficios de la dedicación de un tiempo para el espacio y ocio de cada uno (en forma de mejora las relaciones personales, sociales y sentimentales) proclaman expertos psicólogos que puede ayudar a situarse nuevamente en una relación sana y saludable basada en el respeto, la confianza y la consideración hacia el otro.