Permítanme finalizar estas reflexiones con un consejo para todas aquellas personas que en alguna ocasión asistan a un enlace nupcial, civil o religioso, con independencia de la sangre, real o no, de los contrayentes: sean prudentes, respetuosos, corteses, amables, tolerantes y, por favor, no olviden practicar el noble arte de la sonrisa.
En muchas ocasiones nos vemos en el compromiso o la obligación de asistir a ciertos actos familiares a los cuales no nos apetece acudir. Aunque hemos de reconocer que nuestros prejuicios, a priori, son sobredimensionados respecto a la valoración que hacemos del evento a posteriori. Lo que debería llevarnos a una reflexión en el que la conclusión fuera: no adelantemos acontecimientos, es posible que pasemos un rato muy agradable.
Señora Díez, ponga usted a un GALLEGO en su vida, le aportará humildad, amabilidad, sencillez, dedicación, confianza, empeño, lealtad, generosidad, capacidad de adaptación y superación, diplomacia y sentido del humor.
Una situación económica desfavorecida no justifica esta falta de sensibilidad urbana y, porque no, de concienciación ecológica. El trato social con familiares, amigos y conocidos, con independencia del ámbito de influencia, contribuyen a mejorar o distorsionar el espacio en el que nos movemos.
Hace unos días, con motivo de un viaje de trabajo a la capital, coincidí en la terraza de un restaurante gallego
El pasado domingo 29 de septiembre una popular niña argentina de clase media, preocupada por la maldad e incompetencia
El pasado lunes inserté una imagen con esta máxima en mi muro de facebook. Una máxima en la que
Numerosos estudios revelan que, con independencia del ritmo de sueño de cada sujeto, las personas que madrugan son muy
En bastantes ocasiones hemos asistido a comidas de empresa, cenas de Navidad o encuentros culinarios que culminan un curso,