¿SE DEBE PARAR UNA REUNIÓN PARA ATENDER EL MÓVIL?
En nuestra opinión, la imagen puede ser calificada cuanto menos de anecdótica. Sin embargo, es algo que cada vez ocurre con más frecuencia, y que puede estar incluso justificado e incluso “socializado”. Le explico: En algunos países anglosajones, que tienen la costumbre de institucionalizar muchas veces estas acciones sociales, existe el llamado phone break, algo así como “pausa para el teléfono”. Se trata precisamente de eso… en un momento determinado, los participantes en una tertulia paran la conversación (no de forma brusca, sino aprovechando que un tema decae y mientras se enlaza con otro.
No obstante, a pesar de que parece estar estandarizado, el inicio de esta pausa no se suele acordar… suele ser uno de los participantes que atiende una llamada, o que ve en su teléfono algo importante y pide disculpas al resto de los acompañantes para contestar. Tampoco está determinada la duración de la misma, aunque generalmente se respeta el tiempo que necesite quien inicia la pausa.
Esta nueva circunstancia viene dada, sin duda, por la imperante dependencia que tenemos de los pequeños aparatos de comunicación de bolsillos. Hoy en día, la mayoría ya no se limita a llamadas y mensajes, sino que a través del mismo se reciben correos electrónicos, se accede a las redes sociales, se visualizan páginas web… es normal, por tanto, que ante esa dependencia en reuniones en las que haya conversaciones fluidas se necesite “parar” para ponerse al día de las novedades que aguardan en nuestros móviles.
Es cómico, sin embargo, pensar en que prime la comunicación digital frente a la personal. No obstante, estos phone break están más orientados al ámbito profesional, en aquellos casos en los que varios ejecutivos, por ejemplo, comparten una comida o asisten a una reunión de perfil medio y no pueden desconectarse de otras actividades laborales.
La medida, sin embargo, tiene algunas consideraciones más. En primer lugar, cuando se trate sólo de dos participantes, se debe seguir disculpándose ante la llamada telefónica o la atención a la pequeña pantalla. Esta recomendación viene dada por el mero hecho de que, en una reunión de tres o más, la ausencia de uno de los participantes no priva de seguir conversando a los otros dos. Por otra parte, es adecuado también que si uno atiende la llamada, el hecho de desviar la atención a otros menesteres evita la incómoda situación de que mientras uno habla, el otro mira, escuchando la conversación íntegra (algo que resulta, sin duda, incómodo).
Por tanto, aunque la situación parezca cómica, e incluso asombrosa (el hecho de dejar de mantener una conversación presencial para atender cuestiones virtuales), la solución es, de entre todas las opciones, la menos perjudicial, y en nuestra opinión, la más adecuada.
* En colaboración con Javier Campos