(DES)CORTESÍA EN LA RED
Circula por la Red un artículo pregonando las sugerencias a tener en cuenta para movernos con seguridad y eficacia por la aplicación de comunicación instantánea más utilizada en nuestro país: Whatsapp.
Alabo la intención de sus autores de mejorar la calidad de la relaciones que se mantienen vía internet pero desapruebo totalmente el tono empleado para llegar a los lectores, extremadamente informal y repleto de expresiones y ejemplos vulgares, que contrasta con el tratamiento social escogido para dirigirse a éstos, de “usted”.
Expresiones del tipo: “si tiene que gritar, coaccionar o amenazar de muerte a alguien, sea civilizado hágalo en persona” (olvidan los autores de tan peligroso juego de palabras que por la Red circulan internautas con escaso o nulo sentido del humor) o “usted es más vago que la chaqueta de un guardia” (aludiendo a la ausencia de un estado personalizado en la aplicación) llenan sus páginas.
Páginas igualmente repletas de expresiones carentes de buen gusto como las alusiones a internamientos en clínicas psiquiátricas si se empecina uno en mantener sus prácticas (erróneas); afirmar que si alguien no responde su mensaje se debe al odio que le profesa; considerar acosadores ”cutres, vagos y de tercera” a aquellos que consultan la hora de la última conexión de sus contactos; recomendar “elegancia” en su comportamiento a personas “pusilánimes y sociópatas”; y, mentir como justificación a la falta de respuesta.
Lamento leer este tipo de comentarios, con la indudable finalidad de ganarse (fácilmente) el corazón de los lectores y el loable objetivo, quiero creer, de mejorar nuestras relaciones a través Internet.
Como entusiasta defensora de la cortesía, tanto en su manifestación en un medio social como en un contexto digital, estoy totalmente a favor de la relajación de las formas empleadas en entornos online en beneficio de una comunicación inmediata y fluida pero nunca olvidando que nuestros lectores son personas que merecen que nos dirijamos a ellos con sencillez y cercanía pero también respetando su intelecto.
Puedo entender que la televisión, al satisfacer las demandas de una mayoría de fieles espectadores emitiendo degradantes programas del corazón, experiencias de convivencias personales basadas en la descalificación y la ambición o desnudos integrales como único “valor añadido” de los sujetos que así se muestran, ofrece una imagen “cutre” de la audiencia pero no lo es menos que otra mayoría de espectadores no son sentimos identificados con este tipo de espacios triviales basados en la crítica y el vituperio y en los que el entretenimiento ameno y sano o el aprendizaje intelectual, cultural o espiritual brillan por su ausencia.
La realización de una lectura positiva del texto me lleva a exponer de manera generalizada las recomendaciones ofrecidas por sus autores y que apoyo en su totalidad: escoger detenidamente la foto de perfil; participar en aquellos grupos que nos aporten y en los que aportemos información, experiencias, etc.; valorar las imágenes y enlaces que compartimos y enviar mensajes breves y personalizados.
Singularízate!!