Un presidente en un programa de humor
Coincido con Roberto Vilar. Todo un acierto. #LRAlfonsoRueda
El presidente de la Xunta de Galicia participó en la adivinanza, el juego, el sketch y el baile que le propuso el presentador de Land Rover Tunai Show, de la Televisión de Galicia.
Alfonso Rueda demostró su cercanía, tímida sencillez y sentido del humor en las disparatadas situaciones en las que participó.
Se mostró como un infuencer político.
¿Programar las horas de las mareas?
Fue brillante la conversación que mantuvo con una sevillana de Alcalá de Guadaira. Convencida de que se iba a encontrar la marea baja, en la playa de las catedrales, a primera hora de la tarde de un sábado concreto. La paciencia de la andaluza fue premiada con un viaje real a tierras gallegas.
Casi adivina, por la forma de comer churrasco, cuál de cuatro comensales era el representante gallego. Su apariencia nórdica despistó al dirigente.
Se defendió como periodista en una rueda de prensa de un utópico astrónomo que descubrió un planeta, sin oxígeno, a 10 minutos de Galicia. En una segunda, protagonizada por una cantante irreverente que avanzaba la salida de su último disco. Una tercera, que contó con la presencia de dos maduras representantes de natación sincronizada, que ensayaban «en seco» en sus casas. Y en la última, liderada por un político, sin partido concreto, que presentaba un paquete de medidas, sin medidas concretas.
Mostró interés por la historia de Dani, protagonista del documental «Mil sonrisas y un perdón», que perdió una pierna en un accidente de moto provocado por un conductor ebrio. Y aplaudió la necesaria concienciación por la prudencia al volante y el respeto a ciclistas y motoristas.
Entregó un ramo de flores a Isabel, que se jubilaba tras 45 años de servicio.
Y movió el esqueleto. Se echó “un meneíto” con el Combo Dominicano, orquesta muy presente en fiestas por todo el territorio gallego.
Confesó qué calza deportivas siempre que no participa en actos oficiales. Y que anda en moto, “va por la cuarta que tengo”.
Habló de sus hijas, de sus estudios y estancias. Una, fuera de Galicia, en Madrid. La otra, fuera de España, en Holanda.
Reveló, con orgullo, que su mujer estaba entre el público.
Recordó a su madre, “que está disfrutando de la vida”. Y el consejo que le daba su padre, poco amigo de los consejos, “no te metas en política”.
Evocó sus comienzos laborales, a principios de los 90, los destinos que disfrutó y los inolvidables meses que vivió en una caravana.
Puso en valor el humor gallego, ensalzado como “único en el mundo”.
Coincido nuevamente con Roberto Vilar. El presentador se despidió diciendo que…
“Un presidente de un país en un programa de humor dice mucho del presidente y dice mucho del país”.
En numerosas ocasiones, su mirada baja delató su timidez.
Mantener abotonado, en parte de su intervención, el botón superior de la americana no fue acertado.
Limitar la expresividad de sus manos, tampoco.
Pese a ello…
Disfruté observando, “de cerca”, la humildad de la máxima autoridad de mi Galicia querida. Una cualidad en peligro de extinción.
Una divertida intervención que me reafirma en algo que llevo semanas intuyendo, dadas las descabelladas situaciones que vivimos en la política nacional…
¡Elecciones a la vista en Galicia!