Hago selfis, luego existo
De las cavernas más primitivas a las viviendas más eficientes, de los pinceles de artistas de todas las culturas y espacios a los teclados de internautas de los sitios más insospechados. Posesivos o emocionales, los selfis han llegado -vai boa- para quedarse.
Un selfi es una foto que una persona se toma a si misma -con el smartphone, la tableta o la cámara web- con la intención de subirla a las redes sociales. Presidentes de las potencias más poderosas del mundo, artistas de todo tipo y condición, empresarios de renombre y el sucesor de Pedro, entre otras celebrities, no han podido resistirse a su influjo.
Una construcción cultural, un medio de expresión, un trabajo de identidad cargado de simbolismo social, cultural y emocional presente en todos los momentos de nuestra vida que ha generado toda una enciclopedia de poses.
Doble selfi -de mis chicas- tomado en el Balcón de Europa (Nerja)
La presencia en un evento soñado, un cambio de look, una silueta de infarto, un propósito cumplido, la hermana más bella, una cena especial de amigos, un éxito en la cocina, una manicura de infarto, la mascota más adorable, en plena faena deportiva o miles de escenas más, sin olvidar las tradicionales fotos de los pies en la arena dorada de la playa. Momentos inolvidables ocupan las instantáneas de los internautas más jóvenes o longevos, ocupados o desocupados, agraciados o desgraciados. Situaciones peligrosas y desafortunadas –de tan dudoso gusto que no merece la pena mencionar, ni dar ideas- ocupan también páginas y páginas digitales.
Somos fans irremediables del autorretrato. No solo el narcisismo, la seducción o la adquisición de popularidad justifican su práctica. Explicar una situación, apoyar visualmente una documentación o realizar una campaña de promoción se encuentran entre sus finalidades.
¿Qué lo ha hecho tan popular e imprescindible? Su viralidad. Subir un selfi y antes de que te de tiempo a pestañear dos veces, verlo compartido por cientos o miles de personas de todas partes del mundo es impensable para otro tipo de publicaciones. Decenas de millones de selfis se publican a diario. ¿Apostar por una cifra? Imposible, erraríamos seguro. No deja de crecer a cada minuto.
¿Estás bien? No me lo digas, respóndeme con una foto tomada in situ con una amplia sonrisa, tu mejor pose y un fondo pensado para la ocasión, y me convencerás.
Publicado en La Voz de Galicia