¿Cómo gestionar preguntas difíciles en un discurso?
¿Existen las preguntas difíciles o las respuestas inadecuadas?
Ambas.
¿Improvisación o preparación?
La preparación favorece la capacidad de improvisar.
Muchos oradores se cuestionan cuál es el planteamiento adecuado. ¿Sólo existe uno?
Ofrecer una respuesta correcta y profesional a todas las preguntas que plantean los asistentes a nuestra charla es el deseo íntimo de todo sujeto que habla en público. La preparación del discurso y el planteamiento de todas las cuestiones que puedan formularse -por sencillas, extravagantes o ridículas que sean- colaboran en el objetivo perseguido.
Pregunta a todas las personas de tu confianza, representantes de las más variadas áreas de especialización e intereses intelectuales distintos, qué preguntas plantearían a un conferenciante si asistieran a su charla.
Anótalas, prepara concienzudamente la respuesta que darás a cada una de ellas e incrementa la confianza que te acompañará en la preparación de tu charla.
Responde con control sobre la pregunta, sin demorar la contestación pero introduciendo amortiguadores que otorgan valiosos segundos para pensar en las palabras adecuadas. Recursos en forma de acciones o frases que se alineen con nuestro mensaje y que clarifiquen posibles dudas que hayan surgido.
La importancia de la pregunta determinará la extensión de la respuesta.
Negar una evidencia, ponerse a la defensiva o entrar en descalificaciones personales o profesionales no es la respuesta.
¡Las preguntas que nos formulan nos dan la oportunidad de reforzar el mensaje que enviamos!! 🙂