El miedo escénico se controla. Controla tu miedo a hablar en público
Asistí a la primera sala del Club de Actuación en Clubhouse que llevaba por tema Tips para Vencer el Miedo Escénico. Un par de horas fantásticas en el que personas de profesiones distintas, con mayor o menor experiencia oratoria, ofrecieron sus estimables recomendaciones.
Respirar, preparar el tema, ensayar el discurso, visualizar a la audiencia, centrarse en un recuerdo emotivo, aplicar técnicas de relajación, sustituir ideas para generar emociones favorables, hablar con el corazón y sonreír fueron las principales aportaciones.
El miedo a hablar en público es uno de los mayores temores reconocidos en las relaciones interpersonales.
El miedo escénico nos paraliza. Tiene efectos en pensamiento, cuerpo y comportamiento.
El miedo es hijo de la inseguridad. Se afronta con confianza, tenacidad y determinación. Querer hablar en público, prepararse concienzudamente y ensayar son claves para controlarlo y enfrentarse con éxito a una audiencia.
En realidad, los síntomas de nerviosismo pasan prácticamente inadvertidos para el auditorio. El orador es la única persona que los detecta de forma clara.
Una pequeña dosis de presión, conocida y controlada, aviva los reflejos y evita la relajación excesiva.
Me llama la atención los aplausos que recibieron dos consejos, tan populares como cuestionables. Dos prácticas muy alejadas de las recomendaciones que propone la oratoria contemporánea.
“Antes de que te humillen otros, y te digan cosas malas, hazlo tú. Mírate al espejo y dedícate palabras poco amables”. Una técnica, según defendió el autor de tan disparatada propuesta, que permite “que el ridículo no te afecte”. Un conferencista internacional muy celoso, que “demanda la atención del público”.
Igualmente, comentó orgulloso cómo incitó al público a que abuchearan a un niño que prefería ver YouTube en su móvil a escucharle en un evento que presentaba, lo que afortunadamente no sucedió. El pecado cometido por el menor de no dedicarle su atención merecía “una lección”. El chico en cuestión era el hijo del organizador del evento en el que participaba, una persona autista. Tras unos minutos incómodos, el orador decidió darle un consejo del que presume: “imagínate al público desnudo”. Insistió en que “siempre funciona”. Ay Señor, Señor…
La audiencia te dedica su tiempo, interés y atención porque quiere escucharte y aprender, entretenerse, informarse, motivarse… Burlarse o cuestionarte no es su objetivo.
La audiencia es la protagonista de toda charla en la que la palabra despliega su poder. Respétala, respétate. Y la mejor forma de hacerlo es aportando valor.
Selecciona las palabras que te dedicas, fórmate en los temas que te interesan y entusiásmate con todo lo que realizas. ¡Cree en ti!
El miedo escénico es un terrible señor. De igual forma, el miedo es un valioso siervo.
TÚ ELIGES.
Controlar tu miedo te hace libre.
realmente son buenas anotaciones a tner en uenta.
Estupendo
Me encanta, muchas GRACIAS